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Aunque Moisés tenía 120 años(A) cuando murió, no se habían apagado sus ojos(B), ni había perdido su vigor. Los israelitas lloraron a Moisés por treinta días en la llanura de Moab; así se cumplieron los días de llanto y duelo por Moisés.

Y Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los israelitas le escucharon e hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés(C).

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